El obstetra chileno asegura que las leyes que prohíben la interrupción voluntaria del embarazo no se cambian porque quienes pueden modificarlas igual acceden a la práctica.
26/08/2011 00:01 , por Laura Leonelli Morey
Aníbal Faundes no tiene dudas de que el aborto está prohibido porque quienes tienen el poder de legalizarlo acceden a esas intervenciones sin problemas. Y tampoco tiene dudas de que, en este tema, hay mucho de machismo. Lo resume con una frase conocida: “Si los hombres abortaran, la práctica ya estaría permitida hace tiempo”.
Aníbal Faundes, ginecólogo y obstetra chileno, es coordinador del Comité de Derechos Sexuales y Reproductivos de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia (Flasog) y el de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (Figo). Mañana participará en Córdoba de unas jornadas sobre aborto (ver aparte).
–¿Puede llegarse a un consenso entre los partidarios de la legalización del aborto y quienes se oponen?
–Existe un gran malentendido. No es verdad que existan personas a favor y personas en contra del aborto. La verdad es que a nadie le gustan los abortos, no existe esto de los defensores del feto y los defensores de las mujeres. Algunos piensan que la verdadera solución del aborto es condenar a la mujer moral y legalmente. Y otros, como yo, que condenar a la mujer no resuelve el problema pero además es injusto y tiene graves consecuencias para su salud, su bienestar y su vida.
–¿Por qué cree que se judicializan los casos de aborto no punibles?
–Yo entiendo que los médicos tengan miedo al estigma. Pero todos los estudios muestran que la mayor parte de los médicos está a favor de que se realice por lo menos en determinadas circunstancias. Una cosa es lo que la gente cree que debe decir y otra cosa, lo que piensa y hace. Lo que tratamos de sostener es que lejos de ser antiético hacerle un aborto a una niñita de 12 años violada, antiético es no responder, no actuar de la misma forma que actuaría frente a mí mismo. Tenemos que defender que no responder a la necesidad de una niñita violada es absolutamente antiético.
–¿Por qué tanta oposición en estos casos que la ley permite, cuando hay tantos miles de abortos clandestinos?
–Existe el concepto equivocado de que la mayor parte de las personas están en contra del aborto. Si preguntas, la mayor parte de las personas no está de acuerdo con el aborto en cualquier circunstancia. Pero si pregunta si cree que la mujer que se haga un aborto debe ir a la cárcel, la mayor parte de las personas dice que no. Hay que desmitificar esta situación. Uno de los temores es que si la ley fuera permisiva, todo el mundo se haría un aborto. En los países donde se legalizó, la cantidad de aborto disminuyó. En la medida que haya información sobre fertilidad y se ofrezcan métodos anticonceptivos, baja la práctica.
–Se dice que la oposición al aborto, en general basada en argumentos de tipo religioso, se debe también a cierto machismo.
–Hay una famosa frase que dice que si los hombres abortaran, la práctica ya estaría permitido hace tiempo. Las personas con poder no son afectadas por la prohibición, acceden al aborto seguro, en las mejores clínicas, como todos saben. Las personas que se ven afectadas por la prohibición son las que no tienen poder para cambiar las cosas, son las mujeres pobres. No cambian la ley porque ésta no afecta a quienes tienen el poder de cambiarla.
